Historia del ojo. George Bataille. 

Tusquets Editores: 2019

 

Me recomendaron este verano la que dicen que tal vez sea la mejor novela erótica que se haya escrito. Historia del ojo fue traducida por el recientemente fallecido Antonio Escohotado y prologada por el Nobel Vargas Llosa como El placer glacial. Cuenta con las ilustraciones de Hans Bellmer.

George Bataille (1897-1962), seducido por el movimiento surrealista, estuvo influido por pensadores como Hegel, Freud, Marx, Marcel Mauss, el Marqués de Sade y Friedrich Nietzsche. Firmó el libro que nos ocupa con un pseudónimo, algo habitual en él: Lord Auch (literalmente, Lord «a la mierda»). El libro inicialmente fue leído como algo meramente pornográfico, pero con el paso del tiempo fueron trascendiendo sus aspectos más filosóficos a través de su simbolismo. Bataille consideraba los burdeles de París como sus auténticas iglesias. Fundó una sociedad secreta, Acéphale (sin cabeza), buscando instaurar una nueva religión, y se planteó sacrificar a uno de sus miembros como inauguración, algo que finalmente no fue llevado a cabo. Fue conservador de la Biblioteca d´Orléans y director de la revista Critique. Del resto de su obra destacar las prosas Mi madre, Madame Edwarda, El muerto, y El azul del cielo. Y los ensayos Las lágrimas de Eros y El erotismo.

Historia del ojo es más que un relato erótico. Es un texto filosófico en el que también brillan asuntos tan trascendentes como la muerte o la fe. Escrito con una prosa de género surrealista, hilvanada con tal magisterio literario que hace que debamos clasificar el libro como un clásico de la literatura universal. También florecen simbolismos recurrentes como el propio ojo, el huevo, el sol, el toro…La trama del relato se antoja anecdótica para que el autor se reafirme una vez más, negro sobre blanco, en sus convicciones. La joven Simone evoluciona a través de las páginas en un laberinto sexual tan inocente como intenso, en el que a veces asoma lo perverso y aún lo bizarro. Narrado con delicadeza y alcanzando que todo vaya cobrando sentido pese a lo premeditadamente surrealístico.

Asemeja también una oda a lo prohibido, y al placer que supone transgredirlo. Parte del libro acontece en nuestro país, concretamente en Madrid y Sevilla. Una plaza de toros y una iglesia serán testigos de una sensualidad arrolladora en la que la muerte y el erotismo se dan la mano.

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